domingo, 29 de septiembre de 2013

De cuando el mundo casi se acaba dos veces en una hora

En una entrevista en Rockdelux, Pauline en la playa explicaba: "en el fondo “El mundo se va a acabar” es una canción muy optimista. Es esa reflexión que haces cuando estás de puta madre y dices: “Joder, qué bien todo, qué bien me va, qué bonito este momento o cómo quiero a esta persona”, hasta que de repente te entra así fugazmente esa cosa de pensar: “Y algún día todo esto se va a ir a tomar viento, y yo no puedo hacer nada, ni tú ni nadie”. Es terrible, la gran broma, una tomadura de pelo universal." Eso. Justo eso, porque estuvo cerca el fin del mundo cuando, hacia las 22,30h -ni siquiera habíamos escuchado aún su nuevo single-, Mar Álvarez comenzó a reírse y, como quien no quiere la cosa, dejó caer algunos fragmentos de la conversación entre las hermanas Álvarez que se sucedió durante su viaje Gijón-Córdoba, en los que aludían a la necesidad de llevar consigo una tercera guitarra u, al menos, coger cuerdas de repuesto. "Pero si nunca se rompen", espetó entonces Alicia y continuó: "Además, si pasa algo, nada, p'alante, que nosotras tenemos mucho sentido del humor". Y sí, pasó, se rompió una cuerda de la guitarra de Mar y el fin del mundo pasó cerca, porque durante los minutos en que Pauline dudaba sobre qué hacer, el público estaba expectante y perplejo y un halo apocalíptico inundó la sala.
Pauline en la playa. Fotografía de Lola Araque

Por suerte, porque "siempre hay un médico en la Sala pero nadie tiene una guitarra", comentaba Alicia de nuevo, Luis Medina, coordinador del ciclo "Mester de Juglaría", tomó el control. Les había ofrecido antes de comenzar el espectáculo (como bien las hermanas Álvarez recordaron públicamente en ese preciso instante) correr hacia su casa en busca de una guitarra en el caso de que algo sucediera y, cuando se puso en pie y se dirigió hacia el escenario en plan resolutivo, las hermanas, entre el tierra, trágame y la alegría elegante que las caracteriza, no dudaron: "hombre, pues nos harías un favor", comentaron entre risas. Y Luis echó a correr mientras la Sala Polifemo, llena, se venía abajo entre aplausos. Luis, el héroe de la noche. 

La espera se hizo algo eterna, porque aunque Alicia se entregó a la lectura de poemas de su libro "La Aguóloga" (Huerga&Fierro, 2012), que presentaba en el Festival junto con el nuevo disco en este segundo cosmoconcierto de "Mester de Juglaría", todos pensamos que el mundo estaba a punto de acabarse por una ruptura de cuerda de guitarra, que ya no íbamos a escuchar más playa, más Pauline. Pero, a la altura, entre risas, de "la casa de Luis no estaba tan cerca como él decía", este entró corriendo con una guitarra en la mano y aplausos, más aplausos y suspiros de alivio. El mundo no se acababa (aún). Entonces, un segundo momento de pánico: Mar intentó conectar la guitarra y, de repente, la confesión de Luis:  "No he mirado si tiene pilas". De nuevo, el apocalipsis.
Luis Medina, coordinador del ciclo "Mester de Juglaría". Fotografía de Lola Araque

El fin del mundo estuvo cerca, muy cerca, pero la elegancia y delicadeza extrema de las hermanas Álvarez hizo que este pasara de largo -"aunque no lo parezca, llevamos mucho tiempo, pero somos unas niñas"- y que pudiéramos seguir adentrándonos en el universo de La Aguóloga, "especializada en la Universidad de teléfonos silenciosos", que "se duerme cuando mira la playa" y que "es la que es, la que flota". Entre poema y poema -acompañados de sonidos de agua, de despertador, de crujidos de suelo o de mar, para situarnos en esa atmósfera cotidiana propia de Pauline y de la obra de Alicia-, escuchamos Elástica, Todo para ti, Quién lo iba a decir, Aishiteru, Esos besos, Una pizca de mí... Y, finalmente, El mundo se va a acabar y Titubeas.
Alicia Álvarez lee poemas de La Aguóloga. Fotografía de Lola Araque

"Yo creo que hoy ya no se acaba, pero casi", sentenció Mar hacia el fin del espectáculo. Casi. Y, entre que se acababa y que no, llegaba el otoño, comenzaba a llover fuera, y Pauline conseguía trasladar al público esa sensación de calma feliz, reconfortante, de sus canciones. Después, tocaba abandonar la playa, volver a las cotidianidades y las pequeñas historias de cada cual y a los fin del mundo que se suceden en cualquier momento (con música).

pálida señorita del paraguas

PD: Las hermanas Álvarez estuvieron acompañadas por David Casillas, al contrabajo, que cerraba los ojos cada vez que sus dedos rozaban las cuerdas, como si así se trasladara a su fin del mundo particular para, desde este, hacer posibles las cotidianidades de Pauline. 

sábado, 28 de septiembre de 2013

Ya tenemos los ganadores del sorteo de entradas para "Casa Ruibal"

Con la máxima puntualidad, tal y como anunciábamos, a las 10h del 28 de septiembre cerrábamos el plazo para participar en el sorteo de 3 entradas dobles (para ganador & acompañante) para el concierto "Casa Ruibal" de esta noche en el Teatro Góngora (21h). 

Hemos ido recogiendo todo el proceso para que no quedan dudas sobre la fiabilidad del mismo.

1. Pálida anuncia vía Twitter que va a iniciar el proceso para sortear las entradas.

2. Pálida abre la aplicación Easypromos y ¡acción! Selecciona como participantes en el sorteo a aquellos que han dejado un comentario en la foto indicando por qué querían acudir al concierto (este quedaba recogido como requisito en las bases).

3. Pálida da al botón "continuar" y... ¡la suerte está echada! El azar designará el nombre de los 3 ganadores y los 3 finalistas.

4. ¡He aquí los ganadores y los finalistas! ¡Enhorabuena!

5. Creed en Pálida. Este es el Certificado de Validez del sorteo



6.  Rogamos a los ganadores que se comuniquen con nosotros (con Pálida, vaya) a través de Mensaje Privado en Facebook o email a blogcosmopoetica@gmail.com lo antes posible para confirmarnos si podrán acudir al concierto. Una vez lo hagan, les indicaremos cómo recoger sus entradas.

¡Gracias a todos por participar! Y, recordad, todos los conciertos de Mester de Juglaría salvo el de Casa Ruibal y el de Amancio Prada son gratuitos, con entrada libre hasta completar aforo. 

La semana próxima sortearemos de igual forma 3 entradas dobles para ver el concierto de Amancio Prada así que... ¡estad atentos!

Pálida señorita del paraguas


viernes, 27 de septiembre de 2013

Un puñado de poemas inéditos y "una salida al mar"

La última tarde antes de la llegada del otoño a Córdoba (hoy nubes y más nubes y anuncio de lluvias para este fin de semana), la grieta de la Sala Orive acogía la primera lectura de Poetas del Mundo en Córdoba. 18h. Aún sol, aún calor, realmente. Comienza el viaje en un Ford rumbo al 1972 de Pablo García Casado y a su "quiero viajar al sur al sur de todos tus proyectos". Y, cuando todos nos pensábamos en algún lugar de América (sin mapa), Pablo anunció que iba a leer poemas inéditos, de esos que, en realidad, "se leen para uno". Quien conozca a Pablo sabrá valorar la hazaña, él, que es un poeta conciso, minucioso, que deja que los poemas acontezcan sin prisas, en la medida justa, atreviéndose con inéditos "a las seis de la tarde, con la que está cayendo...".

Los chicos de los poemas inéditos, Francisco Javier Guerrero y "la salida al mar".
Fotografía de Lola Araque

La carretera García Casado y el Ford se detuvieron en Turn y escuchamos "Éramos felices. Teníamos trabajo", para finalmente llegar a Media España, que Pablo reconoce que últimamente anda social y reivindicativo y que toca "creer de nuevo en el apocalipsis". En el último km, se abre la luz de José Ignacio Montoto. El primer poema es para "la chica del vestido rojo de la tercera fila", Gala -"llamemos madre a esta imagen"-, pero, después, continúa la apuesta por los inéditos. Nacho advierte que ha traído "poemas muy soleados, incluso con acertijos" y recuerda la llegada del otoño de 2010, también en Orive, con Pablo, y una anécdota de niños y luz al abrir el ciclo poético Otoñeces. Él entonces trabajaba en los poemas de su último libro, "Tras la luz", editado por La Garúa Libros este año. Hoy cierra su intervención con la lectura de los últimos versos de este, mientras la luz se escapa hacia la grieta que preside la sala.

Tras este sabor a hogar de la poesía de Pablo y Nacho, cosmocordobeses, "una salida al mar". Alejandro Luque, el único gaditano de esta mesa de amigos, lee una serie de poemas pertenecientes a "Tierra Caliente", un tributo a Álvaro Mutis. Se disculpa por no poder sumarse a esta predilección por los inéditos -"los estoy reservando para el espectáculo de esta noche", dijo refiriéndose a "Coordenadas", el primer concierto de Mester de Juglaría-, que recogía después José García Obrero, cordobés adoptivo, que iniciaba su intervención también con un inédito, Ciudad en obras. Después, José indagó en el origen, allá donde la Raíz se confunde con "esa una montaña cubierta de edificios" y donde el padre-tubérculo muestra la tierra al hijo durante "La caza", para dar paso al agua y a la Violencia Gratuita que parece fuego entre las manos.

Pablo García Casado, Francisco Javier Guerrero y José Ignacio Montoto
Fotografía de Lola Araque

Una primera celebración de la poesía que se sucedía entre amigos, con guiños y risas, con fotografías en un banco y abrazos después, como si, para dejar paso a las voces del mundo, la poesía debiera antes asentarse en casa, hacer de la Sala Orive un salón -con su tresillo, sus cuadros de mar, su sabor a cerveza y la grieta haciendo las veces de TV- y dejar un rastro inédito para que se note que la poesía no solo vive en los libros. Y hoy más. Más Poetas del Mundo a partir de las 18h.

pálida señorita del paraguas

PD: Después, la tarde siguió con su acento cordobés. Tras estos primeros Poetas del Mundo, la presentación del libro de Manuel Gahete, "Nacimiento al amor", con el que el autor se iniciaba en la poesía hace 27 años y con el que se alzaba con el Premio Ricardo Molina de Poesía y que ha sido reeditado ahora por Ediciones Depapel. 

Alicia Aza, presentadora del acto, y Manuel Gahete
 Fotografía de Lola Araque

Más tarde, los poemas y tuits ganadores de Ucopoética tomaban forma en la puesta de largo de "El pájaro y el ahorcado" (La Bella Varsovia, 2013), una iniciativa de la UCO que se adentra en la vertiente formativa de Cosmopoética.

Javier Fernández, Carmen Blanco, Alejandra Vanessa, María Mercromina (la ganadora) y los finalistas de Ucopoética. Fotografía de Lola Araque

Mientras, en algún lugar de la Judería, estrenábamos cosmoespacios -la Capilla de San Bartolomé y el Zoco Municipal de artesanos-, y se sucedían carcajadas, vestidos de lunares y una guitarra. A continuación, la poesía se escapó a la taberna. Y "la salida al mar" llegó al escenario del Teatro Góngora.

El primer cosmoconcierto encerrado en un mapa



Hay conciertos que llegan como si de un mapa se trataran y se quedan ahí, mirándote fijamente, como si fueran capaces de leerte por dentro. Son conciertos para encontrarse, en el sentido más absoluto y rotundo de la palabra, porque qué es eso de Mester de Juglaría, quiénes son los antes Trovadores, dónde está el Teatro Góngora, qué hacemos aquí, en Córdoba, celebrando la poesía con la que está cayendo, cuándo el verdadero otoño y la lluvia... Y, de repente, acontecen esas coordenadas en un mapa, en un intento por apuntar hacia la Sala Polifemo como el nuevo cuartel de operaciones de la unión de música y poesía en Cosmopoética, y sorprenden, verdaderamente. Juan Luis Pineda, Alejandro Luque y Daniel Cortés, con su proyecto "Coordenadas", plantearon un cruce de caminos en el primer cosmoconcierto de esta décima edición, repleto de toques nostálgicos e intentos de huida.

Fotografía de Lola Araque
Alejandro Luque, al que escuchamos por la tarde en el primer recital de Poetas del Mundo, abría el concierto recordando a Tonino Guerra -"que no pudo estar en Cosmopoética"- con el poema "Casa de los pájaros", porque "ahí van los poetas, sintiéndose a veces dueños del aire". Y allí fueron ellos, Juan Luis, Alejandro y David, adentrándose poco a poco, sutilmente, en las historias de todos los asistentes. Sin darse cuenta, con ese "voy buscando coordenadas que me ayuden a encontrar tu posicion", perfilaron un viaje hacia el interior de esos mapas que nos definen, por los nombres que encierran, pero "que, en el momento preciso, te abandonan en un cruce de caminos".  

Entre canción y canción, lecciones vitales concentradas en las intervenciones de Juan Luis, que habló de la normalidad del "encontrarse y el desencontarrse" -que pensamos que eso es cosa del azar, pero no: es el deseo-, de "la naturaleza de las puertas", que es abrirse pero también cerrarse, porque hay puertas "que cerrar para admitir derrotas", de las "olas que merecen ser asumidas de golpe", de esos tiempos (en el amor y en la política) en los que "todo está por hacer"..., que, al fin y al cabo, como se dice en "Agua de mayo", las canciones están "para hacer que las cosas que no pasaron puedan pasar".

 Fotografía de Lola Araque

Algo más de una hora en la Sala Polifemo y pasó el amor, el desamor, pasaron las ciudades (Madrid, la Calle Plocia de Cádiz...), las dudas -recordaron que Caballero Bonald, cosmoinvitado de la novena edición de Cosmopoética, decía que aquel que no duda es un imbécil-, algún "Delirio" y todo para "descubrir que al final todo era un viaje a ninguna parte”. A ninguna parte. A la Sala Polifemo del Teatro Góngora. En sí, hacia dentro [con suerte, puede que ese viaje se haga con otro de nuestros juglares -de melena larga y ojos templados- como copiloto, en la silla de al lado, como le sucedió a Pálida], hacia lo que falló en esa historia de amor encerrada en el poema "Para Laurence" de Carlos de Edmundo de Ory, que también pudimos escuchar. Estas solo han sido las primeras coordenadas en la hoja de ruta de nuestros Juglares. Hoy seguimos con Pauline en la playa. Una vez situados en el mapa -en esta ciudad, en el Festival, en el Teatro Góngora...- es el momento de sentenciar que "El mundo se va a acabar" y tararear hasta las 21,30h...

Pálida señorita del paraguas


PD: Más sobre Coordenadas.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Sorteamos 3 entradas dobles para el concierto "Casa Ruibal"



Cosmopoética celebra el inicio del ciclo "Mester de Juglaría", con el que la música estará presente en el Festival, sorteando 3 entradas dobles para el concierto "Casa Ruibal" del sábado 28 de septiembre a las 21h en Teatro Góngora.

Todos los conciertos del ciclo tienen entrada GRATUITA (hasta completar aforo), salvo el de Javier Ruibal (28/09) y el de Amancio Prada (4/10). Para estos sortearemos 3 entradas dobles, para ganador y acompañante, vía Facebook, para premiar así la participación de nuestros seguidores. 

A continuación, recogemos la información sobre el sorteo, las Bases de este:

  • Se podrá participar en el sorteo de 3 entradas dobles (ganador & acompañante) para el concierto "Casa Ruibal" (28 de septiembre, 21h, Teatro Góngora) hasta las 10h del sábado 28 de septiembre. 
  • Para optar a estas 3 entradas dobles, se deberá ser fan de la Página de Facebook de Cosmopoética, darle a "me gusta" a la foto que anuncia el sorteo y dejar un comentario en esta que indicando qué es lo que te llama más la atención sobre este espectáculo de saga familiar. Ir a la foto del sorteo para participar
  • El sorteo se realizará a través de Easypromos mediante la herramienta "Publicaciones en el muro". Todos aquellos que hagan "me gusta" en la foto y dejen un comentario sobre esta participarán en el sorteo.
  • Se designarán 3 ganadores y 3 suplentes de manera aleatoria a través de la plataforma Easypromos.
  • El resultado del sorteo se dará a conocer a las 10,30h del sábado 28 de septiembre a través de Facebook y del Cosmoblog. Se publicará el nombre de los ganadores y los suplementes y el Certificado de Validez del sorteo emitido por Easypromos, como aval del resultado.
  • A continuación, nos pondremos en contacto con los ganadores a través de Facebook para indicarles cómo recoger su entrada doble (una para el ganador y otra para un acompañante). 
¡Eso es todo! ¿Quieres ir al concierto "Casa Ruibal" de este sábado?  Ir a la foto del sorteo para participar

La semana que viene podremos en marcha el sorteo de entradas para el concierto de Amancio Prada de idéntica forma. 

Y, recordad, el resto de conciertos -- son de entrada libre, GRATUITA, hasta completar aforo

pálida señorita del paraguas

Si tienes cualquier duda sobre el funcionamiento del concurso, puedes escribirnos un email a blogcosmopoetica@gmail.com o enviarnos un mensaje privado a través de Facebook o Twitter. Pálida responderá a todas ellas.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Las no lentejas con San Juan de la Cruz

Quizás Pablo hubiera deseado un no homenaje. Y lentejas. Pero con la Sala Orive a rebosar y más de 250 personas arremolinadas -no había sillas suficientes, el espacio de los laterales no bastaba, ni un hueco atrás y hubo quienes se quedaron fuera- en torno a su figura y los paraguas, no había marcha atrás.  Inaugurábamos Cosmopoética 2013 y todas las miradas estaban puestas en ese antiguo muchacho, "novísimo antes de los Novísimos". Tras la bienvenida oficial del alcalde José Antonio Nieto, Antonio Garrido Moraga se deshacía en halagos y palabras puras para Pablo y su obra, que ha reunido ahora en la antología Esplendor de la belleza, editada por el Ayuntamiento de Granada con motivo de la concesión del Premio García Lorca.

Antonio Garrido Moraga durante su intervención. Fotografía de Lola Araque

"Todos lo premiados hablan de su obra. Pablo, en la entrega del Premio Federico García Lorca, no. Habló de Córdoba y de Granada, de Góngora y de Lorca", precisaba Garrido Moraga, para finalmente sentenciar que "A Pablo no le gusta esto. Lo que le gustaría es tomarse unas lentejas con San Juan de la Cruz". Puede que a Pablo no le gusten los homenajes en exceso, que prefiera simplemente ese sentirse querido, de manera natural y cotidiana, por los poetas de la ciudad -aludía a su relación estrecha con poetas jóvenes y no tan jóvenes de Córdoba como Joaquín Pérez Azaústre, José Luis Rey, Raúl Alonso, Juan Carlos Reche y Juana Castro, entre otros- pero los merece, porque su poesía, "actualísima siempre", no puede separarse de la ciudad.

Cuando dejaron que Pablo alzara la voz, llegó la réplica, que, al fin y al cabo, Antonio y él se conocen desde su infancia en Málaga -"mi infancia de cuarenta años", precisa García Baena- y Pablo hace extensible a la amistad aquello que decía Machado con respecto al amor, que "hay que ponerle siempre un poquito de exageración". Y, así, con toda la ternura y la cercanía de quien apenas precisa unas lentejas con San Juan de la Cruz, bromea: "Antonio es como una procesión de la Semana Santa malagueña: exagerado." Precisamente de exageraciones ingeniosas estaba repleta la intervención de ambos. Después, una vuelta a la poesía.

Pablo García Baena, el homenajeado. Fotografía de Lola Araque

"Sigo intentando hacer poemas, sigo intentando ser joven". Pero no se trata de que lo intente. Lo es. Lo es porque cuando la música cesó -canciones de Ramón Medina Hidalgo, con letra de García Baena, con el tenor Juan Luque y el pianista Antonio López- y Marisol Membrillo y Juan Carlos Villanueva tomaron la palabra, para recitar poemas de Pablo, llegó "Palacio del Cinematógrafo". Impares. Fila 13. Butaca 3. Te espero como siempre. Tú sabes que estoy aquí. Te espero. La sala enmudeció. La piel de gallina. Las voces de Marisol y Juan Carlos hacían vibrar la grieta de Orive. Luego, aplausos, más aplausos, porque ya sabes dónde estoy: impares, fila 13. Pablo, siempre joven. Quizás por eso, y por buscar un no homenaje estilo lentejas con San Juan de la Cruz, escogiera el poema "Edad", de Los Campos Elíseos (también leyó "Las rosas", un poema inédito de "un libro que Chus Visor está deseando que termine"), para recalcar esos primeros versos: Si yo fuera mayor,/ lo cual parece casi imposible,/ amaría los ríos limpios entre las aneas.
Marisol Membrillo y Juan Carlos Villanueva durante la lectura de poemas. Fotografía de Lola Araque

Como broche final, Cervantes miró a Pablo. El alcalde le entregaba un cuadro de un artista cordobés con el motivo del autor que da nombre al Premio todos ansiamos que recaiga en nuestro Querido Pablo, cual presagio o promesa. No será el último homenaje y Cosmopoética no ha hecho más que empezar...


pálida señorita del paraguas

Mutis por el vestíbulo

Álvaro Mutis en Cosmopoética 2009. Fotografía de Madero Cubero para Cordópolis



José Daniel García
23.09.2013

Hoy he tenido que madrugar porque iban a instalarnos una mampara en el cuarto de baño y, si quería ducharme, debía hacerlo antes de las siete y media. Con el sueño pesado de quien, últimamente, se desvela de madrugada a causa del bebé que reclama su dosis de leche materna en la casa contigua, he golpeado con saña el despertador y me he desperezado bajo el agua. Mientras esperaba a que el café empezara a gorgotear dentro de la jarrita, he encendido el portátil para ver las noticias en Twitter. Siempre procedo igual: un repaso rápido a los twits y una búsqueda en Google cuando algún post informativo me interesa. La primera sorpresa ha sido triste: el poeta colombiano Álvaro Mutis se une al reciente elenco de escritores que abandonan el mundo de los vivos (esto último lo escribo con dudas, puesto que su vida y leyenda se desenvolvieron en la atmósfera del realismo mágico americano, donde vivos y muertos conviven con naturalidad e, incluso, cierto decoro). He ampliado la noticia en la prensa digital y he mirado sus últimas fotografías. Y mientras intentaba recordar si, cuando vino a Córdoba, lucía bigote, una anécdota extraña me ha vuelto a la mente. 

Ocurrió, como es obvio, en Cosmopoética, a mediados de abril de dos mil nueve, en pleno ecuador del Festival. Yo disfrutaba de mi primer año en la Residencia de Estudiantes de Madrid y, por haber ganado el Premio Hiperión, estaba invitado a leer mis poemas en un instituto de la capital. La primera noche me alojé en hotel con la ingenua idea de retirarme a la habitación temprano porque tenía intención de terminar una conferencia sobre última poesía española que un profesor paisano me había encargado para celebrar la semana de las letras españolas en dos ciudades de Estonia, país al que debía viajar la semana siguiente (y adonde, finalmente, no fui por culpa de un motor averiado de la compañía Czech Airlines, pero esa es una historia rocambolesca de la que no voy a hablar ahora). Al otro día, además, tenía una cita a las ocho de la mañana (una hora extrañísima para quedar con alguien, lo sé, pero c’est la vie). El caso es que, tras asistir al último recital de la noche, me di una vuelta por el bar Amapola con idea de saludar y volverme pronto. Queda claro que no hice lo segundo y, como soy un humano que necesita tomar un buen desayuno para poder ponerse la escafandra de supervivencia que cada uno lleva a su manera, media hora antes de lo que me he levantado esta mañana estaba disfrutando de una dosis doble de cafeína y de un par de cruasanes con mermelada mientras, en duermevela, fantaseaba con amables seres diminutos que me subían los párpados y me movían la mano para escribir aquella ponencia que, dos semanas más tarde, acabaría soltando por skype desde mi habitación en Madrid (observando, con pena, en la pantalla aquel auditorio lleno de hermosas universitarias rubias que me preguntaban “¿y cuándo vas a venir?”). Tras el desayuno, cumplí con mi cita y, de vuelta al hotel, aún arrastrándome por la ribera nubosa del sueño, me encontré en el vestíbulo con Álvaro Mutis. Me pareció un señor elegante y risueño e, instintivamente, busqué entre sus facciones alguna señal de viejo marinero, por esa afición común entre los lectores de identificar al autor con sus personajes. Aquella distracción, unida a la falta de descanso, reseteó su nombre de mi cerebro, y por más que intentaba recordarlo, sólo me salía “Maqroll Mutis”. Él me miraba con extrañeza amable, como alguien que se sabe reconocido, y esperó, con paciencia, a que su observador pronunciase las palabras que lo estaban cercando; pero yo me sentía incapaz de hablar. “Maqroll el colombiano, Gaviero Mutis”, era lo único que recordaba. Consciente de que estaba excediendo el tiempo de cortesía que a todo admirador debe concedérsele, lo único que al final logré decirle fue: “hola…uhm… soy un poeta joven”. Y al emplear el adjetivo “joven” titubeé, porque siempre he pensado que es un calificativo indulgente que conlleva más daño que beneficio a los escritores que empiezan. Álvaro Mutis, entre burlón y condescendiente, me respondió con seguridad: “y yo un poeta viejo”, luciendo una sonrisa de oreja a oreja, y entonces ya no supe qué añadir. Ni Maqroll, ni ultramar. Me limité  a largarme rítmicamente, caminando de espaldas y arrastrando los pies como un torpe avatar de Michael Jackson que ensayara los pasos del “Moonwalker”. 

Después de aquel absurdo diálogo, no volví a dirigirme a Álvaro Mutis, pero ello fue por pura timidez, pues daba la impresión de ser un hombre sencillo y cercano (como todos los Grandes, supongo). De no habernos topado de esa manera cómica en el vestíbulo del hotel, quizás ahora me arrepentiría por no haberle pedido que me firmara uno de sus libros, pero es evidente que nuestro diálogo becketiano vale más que cualquier dedicatoria al uso.


José Daniel García (1979) es un escritor cordobés. Con su primer libro, El sueño del monóxido (DVD, 2006), ganó el premio Andalucía Joven de Poesía. Su segundo poemario, Coma (Hiperión, 2008), fue merecedor del prestigioso premio Hiperión En 2010, vio la luz el cuaderno caníbal Estibador de sombras (Cangrejo Pistolero Ediciones). Tiene una novela inédita y, recientemente, ha publicado –on line– el nanopoemario Imagen y palabras (nanoediciones.com). Durante los cursos 2008/2009 y 2009/2010, obtuvo una beca de creación en la emblemática Residencia de Estudiantes-CSIC de Madrid.